domingo, 5 de julio de 2009

La mano del Pentágono en el golpe hondureño

5-7-2009

La importancia clave de Honduras para la estrategia geopolítica y militar continental de EEUU, su entrelazamiento económico, político y militar ultradependiente de Washington, torna imposible el desconocimiento previo del golpe de Estado contra Manuel Zelaya por parte del Pentágono y del Departamento de Estado.

Por Manuel Freytas (*)
manuelfreytas@iarnoticias.com
Informe especial

Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
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Luego de su concreción, hay muchas hipótesis girando sobre el golpe de Estado hondureño pero claramente resaltan aquellas que tienen que ver con la participación encubierta de EEUU en calidad de incitador y de beneficiario principal.

Por estas horas, sobresalen dos lecturas disímiles que se hacen del objetivo golpista:

A) Una maniobra interna de los halcones conservadores contra Obama utilizando a Honduras como teatro de operaciones.

B) Una operación de "doble cara" orientada a posicionar la estrategia de Obama en la región, principalmente en relación con los presidentes izquierdistas aglutinados en el bloque del ALBA.

En el primer punto, se habla de un golpe interno contra Obama protagonizado por los sectores ultraconservadores del Pentágono y del Departamento de Estado con el objetivo de boicotear (por medio del derrocamiento de Zelaya) sus políticas de acercamiento con Chávez, Cuba y los presidentes del ALBA.

En el segundo punto, se señala a la propia administración Obama como la impulsora del golpe con el objetivo de formular una advertencia velada a Chávez sobre un posible "efecto dominó" de la asonada militar en otros países gobernados por el staff presidencialista de izquierda en América Latina.

Otra hipótesis habla de una operación programada originalmente por la CIA y el Pentágono para impedir que Zelaya -a través de su inserción en el ALBA- aumente el poder de influencia regional de Chávez.

En cualquiera de estas hipótesis, se señala al Comando Sur de EEUU y a las agencias de inteligencia estadounidenses como el centro planificador del golpe que destituyó a Manuel Zelaya de su cargo como presidente de Honduras.

Si bien la administración Obama "condenó" el golpe contra Zelaya, no lo calificó legalmente como tal, sino como una acción que está "evolucionando hacia un golpe".

Esta carátula le permite a Washington condenar el golpe y a la vez sostener en pie la relación económica y diplomática con el gobierno golpista de Honduras, y mantener sus convenios sin quitarle la ayuda militar .

A ningún experto le cierra por estas horas que las fuerzas armadas de Honduras, que actúan como un virtual apéndice de la estrategia del Pentágono en Centroamérica, hayan concretado la detención y la expulsión de Zelaya sin consultar con los mandos militares y políticos de EEUU.

Al respecto dice James Petras: "Las hondureñas son las fuerzas armadas más subordinadas al Pentágono, reciben entrenamiento, armas y financiación en EEUU. Oficiales del Comando Sur de EEUU tienen delegaciones en el ejército, la policía y los servicios de seguridad hondureños. Los oficiales de Estado Mayor reciben cursos en el Comando Sur. Todo lo que deciden las cúpulas militares hondureñas es consultado con las delegaciones norteamericanas".

"Hace tiempo Honduras era trampolín para el golpe contra Arbenz en el 54, era la punta de lanza para la invasión de Cuba en el 61, era la caza de los contras con 20 mil soldados mercenarios lanzados desde Honduras", añade Petras.

El Comando Sur estadounidense realiza periódicos ejercicios conjuntos con el ejército hondureño, adiestra a sus oficiales intermedios y de Estado Mayor, mantiene convenios de ayuda militar en el marco de la guerra contra el "terrorismo", y sus fuerzas de elite, así como la CIA y el FBI, entrenan a la policía y a los servicios de inteligencia hondureños.

En marzo de 2008, el ministro de Defensa de Honduras resaltó el apoyo de Estados Unidos a su país y dijo que ambos trabajan en un programa común de lucha contra el "terrorismo", el crimen organizado, el narcotráfico y el tráfico ilegal de personas.

Recientemente, el actual jefe del ejército hondureño, ejecutor del derrocamiento de Zelaya, Romeo Vázquez, participó de varios encuentros en Washington con el actual jefe del Comando Sur, general Douglas Fraser, donde se profundizaron los lazos militares para una acción conjunta en el escenario centroamericano.

En abril de este año, en oportunidad de varios ejercicios combinados de las fuerzas estadounidenses y hondureñas, el embajador estadounidense en Honduras, Charles Ford, señaló que los ejercicios fueron auspiciados por el Comando Sur de su país.

Añadió que "ese impulso lo vamos a mantener como política de Estado", y que Estados Unidos y Honduras trabajan en un "común propósito por la paz en la región centroamericana".

La delegación diplomática de EEUU en Tegucigalpa fue la embajada clave de la "guerra antisubversiva" en Centroamérica durante la época de Reagan, dirigida entonces por el embajador John Negroponte, de largo historial en la represión regional.

Lo ejercicios conjuntos incluían, en una primera fase, la realización de operaciones de información y contrainformación, y la llegada de los efectivos militares de EEUU en un escenario simulado de acciones "terroristas" o de catástrofes naturales en el área centroamericana.

La segunda fase comprendía entrenamientos modulares de operaciones terrestres, marítimas y aéreas conjuntas, en un escenario simulado de guerra convencional.

EEUU mantiene en Honduras una presencia militar efectiva de al menos 600 hombres acantonados en la base local de Palmerola, construida por el Ejercito norteamericano a inicios del decenio de los años 80 del siglo pasado.

Además, el Comando Sur participa junto a Honduras por la fuerza de tarea conjunta de "Bravo" en la base militar de Soto Cano, donde se coordinan maniobras militares conjuntas orientadas a combatir el "terrorismo", el narcotráfico y el "crimen organizado" en la región.

En la base de Soto Cano opera la Fuerza de Tarea Conjunta "Bravo” integrada por efectivos conjuntos del ejército y de la fuerza aérea, así como el primer batallón del regimiento número 228 de la aviación estadounidense. Esta agrupación cuenta con 18 aviones de combate, entre los que se incluye helicópteros UH-60 BlackHawk y CH-47 Chinook.

En el último tramo de la Guerra Fría, durante la administración de Ronald Reagan, y con el padre de George W Bush como vicepresidente, la CIA utilizó Soto Cano como una base de operaciones especiales de los “contra” nicaraguenses.

Desde allí, y al mando del coronel yanqui Oliver North se ejecutaban acciones paramilitares planificadas y financiadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) contra los movimientos guerrilleros "subversivos" en Centroamérica, particularmente contra el gobierno sandinista de Nicaragua.

Oficiales superiores que hoy comandan las operacioness militares del golpe contra Zelaya, como el comandante de la aviación de Honduras, general Luis Javier Prince Suazo, y el jefe del Estado mayor conjunto, general Romeo Vásquez, fueron formados en la Escuela de Las Américas y recibieron diversos cursos de formación profesional en el Comando Sur de EEUU.

¿Cómo puede pasar desapercibido por las jerarquías del Pentágono un golpe militar en Honduras?

Por otra parte, Honduras, el tercer país más pobre del continente, detrás de Haití y Nicaragua, depende para sobrevivir de sus lazos comerciales, políticos y militares con EEUU.

El país es "socio" comercial de EEUU dentro del Tratado de Libre Comercio con Centroamérica y la República Dominicana (CAFTA-DR), participa en el programa de desarrollo de la Cuenta del Milenio, y decenas de miles de sus ciudadanos se benefician del Status de Protección Temporal (TPS) que EEUU concede a personas que huyen de conflictos o desastres naturales.

¿Cómo puede la estructura oligárquica hondureña instrumentar un golpe de Estado al margen de la voluntad y del conocimiento de Washington?.

Tras el golpe contra Zelaya, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, dijo que la meta de EEUU es trabajar con sus socios para que se restablezca el orden democrático, pero no precisó cuáles serían los siguiente pasos de Washington respecto a la suspensión de la ayuda o el retiro de su embajador.

Simultáneamente, la secretaria de Estado Hillary Clinton señaló que EEUU no suspenderá la ayuda económica a ese país, que incluye partidas para la financiación operativa de las fuerzas armadas, la policía y los servicios de inteligencia hondureños.

En otras palabras, la importancia clave de Honduras para la estrategia geopolítica y militar continental de EEUU, su entrelazamiento económico ultradependiente de Washington, torna imposible el desconocimiento previo del golpe de estado contra Manuel Zelaya por parte del Pentágono y del Departamento de Estado.Leer más...

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